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UN CUENTO

Escribe un animal ______________, una parte del cuerpo ______________ y un adjetivo calificativo _______________.

No prosigas la lectura sin haber escrito estas tres cosas; las tres primeras que hayan venido a tu mente, sin condiciones (si no lo haces, mejor no lo leas, ya que no lo podrás repetir sin condicionarte).

Ahora coge una hoja en blanco y redacta un cuento infantil en el que el animal sea el personaje principal y aparezcan los demás elementos que anotaste. La duración del cuento la eliges tú, pero es importante que tenga su inicio, nudo y desenlace. Te invito a conectar con tu creatividad.

No prosigas la lectura hasta haber redactado el cuento, sino podrías alterar la narrativa.

Una vez escrito, lee tu historia (te invito a enviármela si te apetece compartirla). 

 

Ahora vuelve a leer tu cuento, de forma consciente, pero esta vez cambia al animal por “yo” y siente las palabras como un reflejo de tu estado interior.

EL TEATRO

Te propongo un ejercicio de visualización que me ayudó a comprender el funcionamiento de la mente y así dejar de identificarme con esa vocecita interior. Te invito a descargar el audio y encontrar un espacio en calma para poder hacerla tranquilamente.
Regálate este momento.

LAS NUBES

Una de las prácticas más sencillas que me ayudó a disociarme de mi discurso mental la empecé a realizar por las noches, antes de acostarme. Cuando me iba a dormir, cerraba los ojos y visualizaba el cielo. Cada vez que aparecía un pensamiento, lo convertía en nube y lo dejaba deslizarse por el cielo, sin identificarme con el. Así iba despejando el cielo, viendo las nubes pasar, hasta conseguir mantenerlo claro y azul. 
A medida que vas practicando este ejercicio, logras acallar la voz interior por más tiempo, y eso te permite tomar consciencia de cómo actúa ya que tu te posicionas como un mero observador. De esa forma puedes convertirte en creador y generar ese espacio de calma dentro de ti.

CREA TUS RECUERDOS

Cierra los ojos y recuerda una escena reciente que hayas experimentado con cierto estrés. Pon atención a lo que aparece en tu mente: ¿Hay una imagen? ¿Es en color? ¿Aparece nítida o borrosa? ¿Te ves en la escena? ¿Percibes algún sonido? ¿Es fuerte o débil? ¿De dónde proviene? ¿Qué sensaciones se producen al revivir la escena?. 

Una vez sumergido en la escena, modifica aspectos de cada sistema de representación. 

Siente el cambio y vuelve a dejar la escena como estaba en un principio.

  • Ejemplo visual: Observa cómo se intensifican los colores de la escena o bien observa cómo te vas haciendo grande mientras la imagen de la escena se hace más pequeña.

  • Ejemplo auditivo: Observa la escena con música clásica de banda sonora.

  • Ejemplo olfato: Observa la escena mientras te envuelve el olor a pan recién horneado.

En cada cambio observa si la experiencia mejora y cuáles son tus sensaciones físicas. El objetivo es comprender cómo un simple cambio en la percepción del entorno puede afectar al recuerdo experimentado.

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©2020 por Thaïs Kempell

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